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Mahler

Mahler

 

 

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UN EXCELENTE MENU DE TRES PLATOS EXQUISITOS….

UN EXCELENTE MENU DE TRES PLATOS EXQUISITOS….

 

Concierto de la orquesta Sinfónica Nacional. Viernes 6 de mayo de 2022. Dirección Emmanuel Siffert. Auditorio Nacional. Aforo 85% . NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

Tan de moda hoy los restaurantes de autor, bien podemos hacer un paralelo con los nuevos estilos y el programa que generosamente nos regalara la Orquesta Sinfónica Nacional.

 

El lugar: Desde su inauguración el CCK es la sede de la Orquesta y regala un marco de jerarquía para disfrutar veladas musicales de excepción.

 Este viernes llamó la atención la enorme cantidad de público juvenil que pobló las gradas medias y superiores, con sus estilos y maneras llenaron de aire fresco la sala. Bienvenidos y esperamos ¡que sea este un lugar de encuentro común y permanente!

 

El chef: El maestro Emmanuel Siffert es un conocido de la casa. Tiempo atrás lo disfrutamos como director en el Ballet de nuestro  máximo coliseo y ha tenido la dirección de la Orquesta de San Juan con gran éxito. Cada una de sus presentaciones en el Auditorio Nacional junto a la Orquesta ha sido una gratísima experiencia para el oyente ya que propone programas poco habituales, solistas de alto nivel  y trabaja con los músicos con la delicadeza de un orfebre de metales preciosos extrayendo verdaderas joyas. Y así lo demostró una vez más lo que justifica que sea llamado nuevamente para ocupar el podio.

 

La cocina y los ingredientes: Nuestra querida orquesta está viviendo una etapa difícil….las políticas existentes desde hace mucho tiempo no han previsto los recambios generacionales y hoy , después de muy largas carreras, sus integrantes símbolo se van retirando….En paralelo otros orgánicos tienen mejores salarios que llevan a un movimiento migratorio.

Tenemos por un lado los experimentados profesores referentes y nueva sangre joven que está haciendo sus primeros pasos…. Todos ellos demuestran un amor a su trabajo y alta entrega, lo cual queda plasmado en el resultado siempre satisfactorio a pesar de los impactos de elementos externos y quizás poco artísticos pero que también deben considerarse.

Igual, hay esperanzas….quien escribe estuvo el día miércoles disfrutando de la Orquesta Nacional Juvenil con sus casi 100 integrantes, todos de nivel superior. El trabajo se está haciendo…falta quizás la visión estratégica para amalgamar ambos organismos y hacer como en el futbol…que las inferiores  sean el semillero de la superior...

Menú de entrada: Un estreno. La obra de José Luis Campana Aoïr el viento del sur (2011), para orquesta sinfónica “live” y gran ensamble de instrumentos acústicos de tradición oral digitalizados.

Este año quienes tienen la responsabilidad de la programación nos invitan a expandir la experiencia a nuevas sensaciones. Una obra en cuatro movimientos que trabaja con el orgánico completo, alternando armonías y disonancias con sonidos grabados.

La obra tiene un carácter de música incidental y me hizo recordar a otras experiencias como el concierto acuático de Tan Dum que presentara hace muchos años la Filarmónica De Nueva York con Kurt Masur….

Buena paleta de efectos y concatenación. El publico la recibió con agrado quedando una sensación de necesidad de algo más….hay mucho potencial por explotar . Gracias al autor por abrir nuevas puertas.

 

EL recomendado del Chef: Concierto para violín y orquesta  en la menor OP 53 de Antonin Dvorak.

Para servir esta exquisitez se contó con la presencia de Xavier Inchausti, antiguo concertino de la casa. Quienes seguimos su carrera desde sus tempranos inicios sabemos perfectametne de su técnica depurada, su sonido limpio y claro y su perfección. Tres aspectos que generosamente regaló en cada uno de los movimientos de la hermosa obra del compositor checo que  fueron expuestos con un sonido diáfano y claro, recreando todos los colores tanto folklóricos como académicos que sabiamente conjuga el compositor en todas sus obras.

Si a eso sumamos la sensibilidad del maestro Inchausti, con una digitación sublime y un manejo del arco digno de admiración, da como resultado un intenso concierto que causa enorme disfrute al oyente.

Justificada y merecida la aclamación final como justa devolución. Sus colegas de antaño y los asistentes regalaron  generosos aplausos. Una interpretación que quedará en la memoria de muchos…

El postre: Una rareza… Sinfonía número 1 Op 44 de Alberto Williams.

Consultando a habitués fue muy difícil encontrar recuerdos de la interpretación de esta joya de la abuela. Había que retroceder en el tiempo entre 40 y 50  años bajo celebres batutas como Jorge Fontenla y Juan Carlos Zorzi ( esta última accesible en la web).

Una vez más el maestro Siffert trajo a consideración una obra exquisita del primer período del compositor, padre del nacionalismo musical. Tres movimientos que mezclan los estilos de poemas sinfónicos de Richard Strauss con la recuperación y elevación de los ritmos telúricos.

Estoy  seguro que  fue primera audición para la mayoría de los asistentes provocando una inmensa ovación  y público de pie luego del último acorde.

Esto me anima a sugerir a quien corresponda que la obra del maestro Williams ( y de otros tantos) merece un gran trabajo de recuperación y difusión. Tenemos en nuestro medio excelentes historiadores y musicólogos que con alguna clase de apoyo y soporte pueden sin dudas embarcarse en semejante trabajo quijotesco. Hay mucho por aprender y disfrutar, y contamos en nuestro país excelentes profesionales que pueden asumir el desafío. Y también orquestas en provincias capaces de recrear y dar un sentido federal a esta idea. Si tenemos en nuestras discotecas las 9 de Beethoven…por qué no tener un tesoro similar de los grandes autores  argentinos?

 

En síntesis, una noche para el recuerdo y la reflexión. Tenemos artistas extraordinarios y autores enormes de los cuales conocemos una mínima parte.

La OSN  sigue en pie. Apoyémosla

 

Andrés Berretta

 
 

 

Andrés Berretta


GOMPPER Cello Concerto.1 Double Bass Concerto.2 Moonburst Ÿ  Emmanuel Siffert, cond; Royal PO; 1Timothy Gill (vc); 2Volkan Orhon (db)  Ÿ  NAXOS 8.559855 (60:08)
                                                            
This release of music by the American composer David Gompper (b. 1954) completes a trilogy of Naxos recordings devoted to his concerti for string instruments. This volume (including Moonburst) also forms the other half of a pair with the previous disc (including Sunburst). I wrote very positively about the previous disc in 42:6, and it was one of the best CDs I’d heard in several years. This new album is a worthy successor in every way: superb recordings of three excellent pieces. Gompper is a very fastidious and highly self-critical composer, and when a work of his reaches its final form, it is highly polished and carefully considered in every detail. I am consistently impressed with the balance he strikes between being connected to tradition but also saying something new.
            Timothy Gill, the excellent soloist for the cello concerto, appeared in Gompper’s magnificent double concerto (perhaps his finest work to date) on the previous CD releases. The cello concerto (2019) is in two movements, an energetic “Mnemosyne” followed by a still, memory-like “Lethe.” (The two names come from Greek mythology: the goddess of memory vs. the spirit/river of forgetfulness.) Gompper notes that the orchestration of the concerto (with only strings, keyboards, and percussion) was inspired by a performance he heard in the late 90s of Boulez’s memorable work Sur Incises (for three each of pianos, harp, and percussionists). The two movements work in perfect aesthetic balance, and the whole piece is filled with exquisite timbral details. The cello’s nervous energy in the first movement results in a variety of orchestral “responses” that feel totally organic. In the second movement, there is a distinctly “spooky” element to the atmosphere that the percussion (which open the movement with quiet flower pot tremolos) and pianos provide with a timbral coloring of the C# that is the movement’s central pitch. As always with Gompper’s work, despite the intense detail and creative effects, everything is lucid and contributes audibly to the experience. The clarity of the sound images always makes for real accessibility.
            The double bass concerto (2018) is a response to a solar eclipse, and the titles of the three parts (Penumbra, Umbra, Antumbra) reflect that sequence. The double bass, while an essential and effective part of standard orchestral texture, is a very difficult instrument to use as a concerto soloist. I’ve heard many concertos for it, and I only find the smallest handful to be effective. It is a particular disaster when a composer approaches the instrument as some sort of traditional heroic concerto protagonist (like a piano, violin, or trumpet.) Gompper has approached the problem by integrating the instrument’s understated “muted” character (and its timbre that is somehow both full and hollow at the same time) into the eclipse concept of the piece. He writes: “When light from the sun travels through the valleys of the moon, there is a moment (around two minutes, depending on your point of view on earth) where ‘beads’ of light seem to dance around the edges of the moon. This is suggested by the pulsating harmonics in the solo directly in the opening bars. The idea of covering and masking direct sunlight with the moon is, in some imaginary way, replicated sonically. I was keen to position the double bass in such a way as to create sonic shadows, auras, and glimpses of sound that are suggestive and ambiguous, often whispered and always muted.” Soloist Volkan Orhon plays superbly. By integrating the bass’s sound character so essentially into the concept of the piece, Gompper has made a piece where the scoring feels essential. This is indeed a welcome contrast to concerti for the instrument where one is left wishing the soloist were something else.
Moonburst (2018) is either a stand-alone piece or the second half of a two-movement work (Sunburst appearing on the previous disc.) The composer writes that the music “reflects the transforming images of the night: a calm and gentle breeze triggering a whispering of leaves and twigs; the silent flight of owls amid a full moon overflowing with milky light and the distant yet sustained final mating calls of cicadas, all of which surrounds a sleepless mind reflecting on time passed.” The music derives material from three works of other composers: Schoenberg’s “Mondestrunken” from Pierrot lunaire, Sciarrino’s Sui poemi concentrici, and Debussy’s Clair de lune. This is a thoroughly evocative and atmospheric piece, with a particularly wonderful last three minutes, where the climax unfolds broadly and resplendently before disappearing.
All three of the Naxos albums are “must haves” in my view for anybody with an interest in orchestral music of the present era. All this music has been recorded in strong, composer-supervised performances. Gompper has been writing impressive music for a long time, but in these three albums, we really get the full sense of this truly excellent composer.Carson Cooman
 
 
Superb orchestral music by a major composer
Five stars

Carson Cooman


De regreso a lo esencial con la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia

Por Irene Littfack, 23 febrero 2020
El público del Teatro Colón se elevó en una ovación generalizada. Entre aplausos y vitoreos, el director suizo Emmanuel Siffert salió tres veces al escenario para despedirse de aquel auditorio que acababa de presenciar un magnífico concierto. Con la misma humildad y sencillez con la que dirigió, le regaló una reverencia al público y un saludo generoso a la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia. El entusiasmo de los asistentes respondía de manera equivalente a la entrega y la energía que sostuvo la Orquesta durante este concierto. Antes de dejar el Teatro, repasé en mi mente lo sucedido en esta velada.


El Concierto-son para flauta y orquesta de Arturo Márquez abrió el programa. En el escenario, Gaspar Hoyos, primera flauta de la Orquesta de la Ópera Nacional de Lorraine, saludó al público con una sonrisa ligera. La precisión del inicio y la sonoridad de la orquesta fueron la primera puntada de ese hilo con el que se tejería todo el concierto: la energía arrolladora de una orquesta que lo entregó todo en escena y se desenvolvió con absoluto poder, sinergia y pulcritud. Sobre el ritmo de danzón cubano, bien establecido por la Sinfónica, brilló el sonido penetrante, dulce e intenso del solista colombiano. Haciendo honor al nombre del primer movimiento, De tierra, el color y la atmósfera se mantuvieron estables. La orquesta brilló por sus intervenciones rítmicas y los diálogos compenetrados de la melodía, repartida entre los vientos madera y los violines. 

El flautista Gaspar Hoyos, el director Emmanuel Siffert y la Orquesta Sinfónica Nacional
© Archivo Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia
El solista, con sus pasajes virtuosos, se mantuvo sobrio en su interpretación. Mientras tanto, en el segundo movimiento, De mar, el sonido de la flauta, más pastoso y etéreo, nos condujo a una atmósfera ligera en donde la orquesta se movió por matices fantásticos. En la segunda parte, el ritmo de son fue liderado por la clave y las congas, mientras que la flauta iba cantando una melodía sentida que se transforma en una sección de carácter improvisatorio sobre gestos afrocaribeños. La sonoridad del tutti evocó las bandas de bolero de mediados de siglo. El tercer movimiento, una cadenza de concierto ágil y virtuosa, dice mucho y a la vez aporta poco. Finalmente, De fuego, la última parte, terminó por demostrar el abanico dinámico del solista, así como un nuevo carácter, esta vez más gracioso y animado. Resalto los solos del corno francés y las maderas, la expresividad de la orquesta, su sonoridad brillante, el balance con relación al solista y su precisión en el ensamble. Gaspar Hoyos nos trajo de regreso a lo esencial: un sonido genuino y fascinante, una interpretación justa y medida y un despliegue de matices que funcionan como escalera: conducen hasta la cúspide, sostienen la tensión y nos devuelven al más confortable reposo.

Después de este primer momento brillante y rítmico, el programa dio un giro hacia una obra trascendental, emotiva y profundamente humana: la Sinfonía núm. 2 de Rachmaninov. A lo largo de sus cuatro movimientos, la orquesta nos condujo por melodías largas, dolorosas y apasionadas, así como por secciones triunfales, ágiles y llenas de fuerza en las que la precisión en los cambios de tempo y el nivel de comunión fueron los derroteros. Tal vez esa dualidad presente en cada sección es la que hace de esta Sinfonía una obra tan penetrante, transformadora y humana.

El Largo del primer movimiento fue sinónimo de belleza pura: las cuerdas, sentidas y en total sincronía, nos permitieron emocionarnos y soñar. La energía y entrega de toda la orquesta se reflejó en cada frase conducida, en la calidad del sonido, la afinación impecable y la mezcla de timbres abiertamente opuestos que lograron fundirse para crear un entorno sonoro poderoso. Tanto en este como en los demás movimientos, Siffert manipuló el tempo de manera magistral, logrando sostener instantes, como quien los congela en el tiempo, y luego hacerlos fluir con naturalidad. En el segundo movimiento, el contraste entre dos caracteres opuestos es tan fugaz que parece una batalla constante: un tema brillante, ágil e incisivo se enfrenta a uno más nostálgico y largo conducido por las cuerdas y apoyado por el resto de la orquesta. La interpretación apasionada de la Sinfónica Nacional logró trasladarnos a reinos mágicos como sacados de una película. La misma sensación permaneció durante el tercer movimiento, un momento dulce y melancólico conducido por el solo de clarinete que, con su voz encantadora, voló sobre un piso armónico que iba cambiando sutilmente y envolviendo el entorno. El desarrollo de este movimiento nos condujo por un paisaje sonoro perfectamente logrado que desapareció al fundirse por completo en el silencio.

El desempeño de la última parte de la Sinfonía terminó por sellar la promesa ya conquistada: triunfo, brillo, movimiento y un cierre contundente y desbordado apoyado por el timpani. Siffert, con su sencillez y mesura, logró hacer una versión cercana e íntima de esta obra; la orquesta, con su actitud y entrega, alcanzó la sinergia necesaria para llenar el teatro de belleza y emoción absoluta.

 

Irene Littfack


Freitag ist Konzert

A article about my Conducting activity in South-America, in the
NEUE ZEITSCHRIFT FUER MUSIK (founded by Robert Schumann in 1834)

Emmanuel Siffert

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Orquesta de Cámara de Chile sigue brillando con repertorios novedosos
La agrupación del Ministerio de las Culturas se puso en manos del solvente director suizo Emmanuel Siffert......................................................read more

Alvaro Gallegos


Aloys Fornerod, du sacré au profane

........L’œuvre orchestral du compositeur le voit s’affranchir d’une certaine sobriété imposée par le cadre ecclésiastique. Prométhée enchainé laisse apparaitre un côté plus apollinien du compositeur vaudois. Les cellules thématiques sont développées avec un art consommé de la forme. À la tête de l’orchestre de l’HEMU, Emmanuel Siffert est d’une précision redoutable dans cette prise en live. Le concerto pour piano qui suit est l’œuvre par laquelle on décèle le mieux la personnalité du compositeur. Orchestrateur subtil, Fornerod nous offre un concerto tout de couleurs. On y décèle la connaissance que Fornerod avait de Francis Poulenc. Le jeu clair, bien articulé et tout en finesse d’Oxana Shevchenko nous prend par la main par les chemins de cette musique élégante d’inspiration très française............

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Thierry Dagon


........sostenida musicalmente por esa formidable partitura de Chaikovski, conducida con acierto -como el año pasado- por el maestro Emmanuel Siffert, al frente de la Filarmónica....... see full review

Nestro Tirri - La Nacion


Interview Guayacuilö Symphony Orchestra

Fue director titular de la European Chamber Opera de Londres, de la Orquesta de Cámara de Suiza, de la Orquesta Sinfónica Aosta, en Italia, de la Orquesta Sinfónica Nacional de Ecuador y actualmente el suizo Emmanuel Siffert se desempeña como director de la Orquesta Sinfónica de San Juan, en Argentina, cargo que ejerce desde el 2014 y se extenderá hasta el 2018...........

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"Me gustaría que la Orquesta sea parte del Teatro del Bicentenario"

Siffert, al frente de la Sinfónica hasta marzo de 2019

"Me gustaría que la Orquesta sea parte del Teatro del Bicentenario"

La mayoría del Claustro aprobó la permanencia del director suizo, que debutó como titular en 2014.

A los músicos de la Orquesta Sinfónica de San Juan: Felices vacaciones y gracias por elegirme de nuevo como Director Titular para las próximas dos temporadas. Hasta muy pronto', escribió en su cuenta de Facebook el Maestro Emmanuel Siffert, actual director de la Orquesta de la UNSJ, confirmando lo que ya sonaba por los pasillos: que seguirá al mando de la formación hasta marzo de 2019.

'Bravisimo!!!! Felicitaciones!!', escribió la flautista Ada Hidalgo. 'Un placer maestro!!!', agregó la violinista Marisel Pagés. 'Ã?xitos querido maestro!!', sumó la contrabajista Laura Vicentela, algunas de las manifestaciones de apoyo que el director suizo recibió en la red social de parte de los músicos de la Sinfónica (y de otros artistas), quienes votaron para decidir su continuidad como batuta de la orquesta más importante con la que cuenta la provincia.

'Estoy muy contento', expresó a DIARIO DE CUYO Siffert, quien desde 2014 está al frente de la Orquesta Sinfónica de la UNSJ desde 2014, con lo que, de culminar su trabajo en 2018, contará 5 años consecutivos junto a la agrupación; tiempo en el cual no sólo ha logrado conocerla 'bastante'; sino que también le permite proyectar un poco más en el tiempo. Si bien informó que para este año está todo planificado y consideró que es 'prematuro' decir algo sobre la agenda para los dos años próximos, en charla con este medio adelantó que 'el plan es continuar obras sinfónicas del repertorio y descubrir nuevo repertorio, como hemos hecho en los últimos 2 años y medio'. Pero más allá de eso, afirmó que 'me gustaría mucho que la Orquesta sea parte del nuevo Teatro del Bicentenario, con producciones de ópera y de ballet'.

'Para mí es uno de los mejores directores que hemos tenido, por su nivel profesional y su comportamiento humano', destacó Vesselin Yanakiev, violoncellista e integrante de la Comisión (que funciona bajo la órbita del Centro de Creación Artística Orquestal, encabezado por el profesor Leonardo Grosso, director administrativo, cargo que eligen los músicos de la Orquesta) que propuso al Claustro (integrado por todos los músicos de la Sinfónica) votar por la permanencia de Siffert por dos años más a partir de 2017. 'La mayoría de la Orquesta aprobó nuestra propuesta, así que tendríamos al Maestro Siffert como director titular hasta el marzo de 2019', agregó el músico.

Siffert fue elegido en 2013 entre cinco candidatos para ser director titular por un periodo de dos años más uno más, este último sujeto a votación. 'El año pasado, con una amplia mayoría, fue confirmado para completar el tercer año, hasta marzo de 2017. Y a principios de julio de este año, nosotros como Comisión propusimos al Claustro su permanencia por dos años más', explicó el músico, que es parte de la Comisión junto a Miguel Ambas, Ada Hidalgo, Julián Rodrigo, el concertino Nidhal Jebali y el mismo director titular de la Orquesta, que por razones obvias no participó del proceso, ni en la propuesta ni en la votación.

Un poco de historia:

Cuando se retiró Alberto Merenzon en 1997 -que estuvo al frente de la Sinfónica por casi una década- se anuló el cargo de director titular exclusivo. Desde entonces, los directores de la Orquesta eran designados por contratos que se renovaban anualmente. Así ejercieron Benoit Renard (1998- 2000), Alexei Ismirliev (2001-2007) y Gustavo Plis Sterenberg (2007-2008). En 2009 la Comisión decidió trabajar bajo la modalidad de directores invitados. Uno de esos invitados -que vino en dos oportunidades como tal- fue Emmanuel Siffert, quien después estrenaría el cargo de director estable que la Orquesta recuperó en 2013, cuando el Consejo Superior de la UNSJ finalmente resolvió ese vacío. Los más de 60 músicos integrantes de la Sinfónica eligieron -entre varios candidatos y tras una serie de votaciones- almaestro suizo como su nueva batuta. Entre los postulantes estaban también Alfons Reverté, de España; César Iván Lara, de Venezuela; David Handel, de Estados Unidos; y Jorge Fontenla, de Buenos Aires (fundador de la orquesta en 1974 y primer director estable hasta 1980).

Siffert debutó como director estable de la Sinfónica de la UNSJ a fines de abril de 2014, con el sinfónico-coral 'Misa Brevis' de Mozart, la '2da Sinfonía' de Beethoven y el 'Concierto para Viola y Orquesta', de Hoffmeister. 

Estella Ruiz


L’Enfant el les sortilèges por el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón de Buenos Aires

Buenos Aires, 12/12/2015. Teatro 25 de Mayo. Maurice Ravel: L’Enfant et les sortilèges. Fantasía Lírica en dos partes. Libro de Sidone-Gabrielle Colette. Arreglo para cuarteto de Didier Puntos. Espectáculo presentado y producido por el Taller de Integración Operística (TIO) del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Temporada 2015 del Teatro Colón.

Algunos creen que el futuro de la ópera está en producir puestas escénicas revolucionarias, modernas o con cambios radicales respecto al texto. Puede ser un camino para los que ya conocen el repertorio y el impacto del escándalo produce interés en ver estas producciones. Pero existe otro camino, sin dudas más difícil, que es el de formar nuevos artistas y nuevos públicos para asegurar el futuro del género. El Instituto Superior de Arte del Teatro Colón forma artistas, con altísima calidad, desde hace décadas y con esta presentación de su Taller de Integración Operística (TIO) pudo cumplir tanto con los jóvenes que se forman en las distintas disciplinas artísticas que se conjugan en la ópera como con la tarea de formar nuevos públicos, con estas cuatro funciones de ‘L’enfant et les sortilèges’ (el niño y los sortilegios) de Maurice Ravel con entrada libre y gratuita y en un Teatro -el 25 de Mayo- alejado de los circuitos habituales de la música académica. El Taller de Integración Operística (TIO) amalgama todas las carreras y talleres que se dictan en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. La conducción del Instituto propone un título operístico al principio del año y se realiza un concurso entre los estudiantes de la Carrera de Dirección Escénica de Ópera, quienes presentan proyectos y equipos de trabajo en conjunto con los alumnos de los talleres de vestuario y de realización escenográfica. El trabajo ganador es el que se ofrece en estas funciones abiertas al público, toda la producción queda en manos de los alumnos con la supervisión del cuerpo docente. Una más que buena iniciativa que apuesta por el futuro de la ópera. Los encargados de los aspectos visuales fueron Mariana Ciolfi (dirección escénica), Zacarías Gianni (diseño escenográfico), Luján Assad (diseño de vestuario) y Aurelia Espinola (realización de vestuario). Todo se conjugó para una puesta delicada, simple y bella. Los movimientos naturales, el marco escénico y los ingeniosos trajes crearon el marco perfecto para una obra que pueden disfrutar grandes y chicos. En la faz musical se optó por el arreglo para cuarteto de Didier Puntos interpretado con excelencia por Marcelo Ayub y Sebastián Achenbach (piano), Jorge Pérez Tedesco (violonchelo) y Damián Romagnoli (flauta). Emmanuel Siffert en el podio concertó con brillo la obra mientras que el coro reunido para lo ocasión, y preparado por Marcelo Ayub, aportó su cuota de justeza y profesionalismo. El elenco vocal es numeroso y se mostró homogéneo y solvente. El niño ofrecido por Cecilia Pastawski, tuvo todo lo que tiene que tener el protagónico de la obra. Se destacaron: la madre/la libélula interpretadas por Trinidad Goyeneche, la princesa a cargo de Elizabeth Guerrero Rengifo y las matemáticas cantadas por Mauro Di Bert. Sebastián Angulegui fue un reloj y un gato de perfectos acentos mientras que mostró robustez vocal el árbol de Gustavo Vita, Milagros Burga se conjugó adecuadamente, como la gata, con su contraparte en el delicioso dúo y excelentes condiciones mostró Ana Sampredro (la bergère y el murciélago). Con buen nivel las danzas así como el resto del elenco formado por María Florencia Molinero, Pamela Rosenstock, Natalia Salardino, Pablo Scaiola, Constanza Díaz Falú, María Goso, Elías Ongay y Luis Asmat Ramírez. 

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Gustavo Otero


Concert Aloys Fornerod - Lausanne

Aloÿs Fornerod (1890–1965) ist im deutschen Sprachraum kaum bekannt. Sicher, er ist nicht einer der ganz Großen: ihn mit berühmten Zeitgenossen vergleichen zu wollen, wäre verfehlt. Er sah sich dezidiert als Teil des frankophonen Kulturkreises, ist allenfalls mit französischer Musik seiner Zeit in Beziehung zu setzen. Er hat durchaus auf das damals aktuelle kompositorische Schaffen reagiert, zugleich aber Volksnähe behalten und ebenso Einflüsse aus der Filmmusik mit in sein Œuvre integriert. Fornerods Werke sind vorwiegend in historischen Tondokumenten beschränkter Qualität zugänglich – Aufführungen und neuere Aufnahmen könnten helfen, ihn ins rechte Licht zu rücken.

Das besprochene Konzert war eines von mehreren in diesem Jahr zum Anlass von Fornerods 50. Todestag. Es wurde durchgeführt vom Orchester der Haute École de Musique (HÉMU) in Lausanne, in deren Konzertsaal: ein stattlicher Klangkörper, der mehr als die Hälfte des Saals für sich beanspruchte. Die Akustik des Raumes ist klar, eher trocken; der Schweizer Dirigent Emmanuel Siffert hat es aber verstanden, das Orchester klanglich auszutarieren.
Als erstes stand Fornerods Prométhée enchaîné (der angekettete Prometheus) auf dem Programm, ein Werk mit einem reichen Orchestersatz, „pièce symphonique pour grand orchestre“ untertitelt, also keine Ouvertüre zu einem Bühnenwerk. Es ist eine moderat moderne Komposition, vorwiegend atonal, gemäßigt dissonant, am ehesten vielleicht mit Musik des späten französischen Expressionismus in entfernte Beziehung zu setzen. Das Stück ist ein gutes Beispiel dafür, wie Fornerod archetypische Elemente aus Filmmusik „aufgesogen“ hat, denn es ist durchaus bildlich-illustrativ. Mit Ouvertüren zu Bühnenwerken hat es gemeinsam, dass es thematisch nicht geschlossen ist, sondern eine lose Abfolge von motivisch unterschiedlichen Abschnitten: einige eher melodisch, andere mehr rhythmisch geprägt, in Steigerungswellen, deren fast raketenhafte letzte abrupt in ein Piano übergeht und dann in Stille verklingt. Man kann Fornerod vielleicht anlasten, dass die Instrumentierung etwas holzschnittartig ist, nicht zu vergleichen mit der Raffinesse französischer Zeitgenossen. Emmanuel Siffert hat meines Erachtens sehr viel getan, die Schärfen von Fornerods Bläsersatz zu mildern, auszubalancieren, den Klang abzurunden. Dies ist auch das Verdienst der durchweg jungen Musiker im Orchester, die konzentriert und diszipliniert spielten. Trotz meiner begrenzten Erfahrung mit dem Komponisten spreche ich dem Werk durchaus Personalstil zu.

Für Fornerods Klavierkonzert wurde die kasachische Pianistin Oxana Shevchenko verpflichtet, die vor einigen Monaten an der HÉMU ihre Ausbildung abgeschlossen hat. Sie spielte den durchaus nicht leichten Klaviersatz absolut souverän, fließend, mit meist weichem Anschlag und dezidierter Agogik, klar, in den lauten Stellen eine Überbeanspruchung der Akustik vermeidend. Wenn man dem ersten Satz (Ouverture) etwas ankreiden kann, dann ist es am ehesten die Vielzahl von Themenkomplexen (immerhin kehrt Thema I in einer Art Reprise wieder); anderseits sind mehrere der Themen in eingängigem, populärem Volkston gehalten (manchmal vom Klavier mit virtuosen Gegenharmonien kontrastiert und untermalt), deren allzu extensive Ausbreitung nicht angebracht wäre.

Der zweite Satz (Air grave) ist meist eher verhalten, aber durchaus nicht schwermütig, thematisch einfacher, fasslicher als der erste, mit wunderbaren Dialogen zwischen Klavier und Saxophon, den Holzbläsern und den gestopften Hörnern. So wie ich dieses Air hier gehört habe, steht es qualitativ (als Komposition) über der Ouverture – vor allem, weil das Saxophon stark zurückgebunden wurde, den Satz nicht dominierte.

Das Finale en rondeau verdeutlicht eine weitere Facette in Fornerods Schaffen: den Einfluss volkstümlicher Themen: Vieles erinnert an Melodien und Topoi, wie ich sie aus Übertragungen von Anlässen wie dem Fête des Vignerons in Vevey in Erinnerung habe. Ich finde die Themen wirklich schön und eingängig. Der begleitende Klavierpart zu diesen Melodien ist manchmal lyrisch, meist aber sehr virtuos, von Oxana Shevchenko überlegen, spielerisch-tänzerisch gemeistert; sie verstand es, auch über die häufigen Tempowechsel nie den Schwung zu verlieren, die Gefahr von Längen zu vermeiden. Verständlich, dass dieser Satz als Zugabe wiederholt werden musste: eine ausgezeichnete Leistung!

Den Abschluss bildeten die vier Sätze der Suite Pelléas et Mélisande von Gabriel Fauré. Hier konnte das Orchester seine Fähigkeiten unter Beweis stellen – es präsentierte trotz trockener Akustik eine sehr gute Leistung. Speziell gefielen mir die Hörner und der lyrische, weiche Klarinettenklang im Prélude, danach die sauber gespielten „Spinnerin“-Triolen in den Violinen und Bratschen, die gute Balance und kontrollierte Dynamik. In der Sicilienne glänzten die Flöten, aber generell sowohl Holz- wie Blechbläser. Der letzte Satz, La Mort de Mélisande, entwickelt viel Pathos – allerdings nicht Tuba-geschwängert wie bei Siegfrieds Tod. Allgemein gefielen auch die Streicher gut, selbst wenn ihr Spiel (noch) nicht den perfekten Einklang wie bei den großen Weltklasse-Orchestern erreichen konnte. Das Werk Faurés hat verdeutlicht, dass Fornerod bezüglich Instrumentation und Kompositionstechnik nicht in der gleichen Liga spielte; trotzdem bin ich den Aufführenden dankbar, dass sie sich für weitgehend vernachlässigte, durchaus hörenswerte Musik eingesetzt haben.

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Rolf Kyburz


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